
Yo hago NADA
Es una práctica habitual que cada cierto tiempo salga algún deporte o método de entrenamiento que se ponga de moda para “vendernos” los súper beneficios de la última tendencia. Desde la moda del culturismo en los años 80 hasta el crossfit actual pasando por el spinning, body pump, y tantos otros que han ocupado con más o menos penas y glorias los centros deportivos.
Se me hace curioso cómo la gente se define a sí misma en torno al tipo de ejercicio que hacen, ¡y yo el primero! No estoy libre de culpa 😉
Yo soy de cardio, dice el que se pasa horas entre la elíptica, la cinta y la bici estática…
Yo soy de pesas…
Yo soy de zumba…
Yo soy más de dirigidas…
Yo soy un crossfitero…
Pues yo un Obstacle Racer, ¡toma ya!
Curiosamente nos encasillamos en un estilo y “le brindamos pleitesía”.
Me gusta Bruce Lee, siempre me ha gustado y una de sus máximas reza:
“Absorbe lo que te sea útil, descarta lo que no, y añade algo que sea exclusivamente tuyo.”
Deberíamos ser capaces de ver el ejercicio como un recurso y modificarlo a nuestro gusto y/o necesidad. Como les digo a mis usuarios: no te adaptes al ejercicio, ¡adapta el ejercicio a ti!
Eso no quiere decir que no salgas de tu zona de confort, sino que aprendas a escoger que ejercicios pueden ser los más apropiados para tus necesidades y sacarle todo el partido posible.
Me encanta cuando en una de mis clases dirigidas veo a un alumno que en lugar de hacer el ejercicio que “canto” hace otro distinto trabajándolo a su intensidad y necesidad personal.
Pienso que alguna cosa le he transmitido más allá de un ejercicio mezclado con una coreografía.
¿Y el nombre del ejercicio? El nombre no importa, se nos conoce por nuestros actos.